Evolución de las ideas penales

Venganza privada

También conocida como la venganza de la sangre o época bárbara, ya que lejos de buscar sancionar una conducta contraria a derecho o simplemente a las buenas costumbres y valores de cada sociedad, se pretendía infligir un castigo a aquél que había cometido una conducta que afectara a alguien. Las personas y las familias podían saciar esa sed mediante la imposición de penas bárbaras y, en ocasiones, sanguinarias. De alguna manera, estas acciones son conceptualizadas como el inicio del Derecho Penal.

“La venganza privada se conoce también como venganza de la sangre, porque sin duda se originó por el homicidio y las lesiones, delitos por su naturaleza denominados de sangre. Esta venganza recibió entre los germanos, el nombre de blutrache, generalizándose posteriormente a toda clase de delitos.”

Derivado de los instintos humanos que en ocasiones llegan a ser sanguinarios, la reacción de las familias se tornó cada vez más violenta, con lo cual se generaron daños graves tanto a la integridad de las personas como a la estabilidad social, por lo que fue necesario tratar de poner límites a la sed de venganza, y es así como surge la famosa ley talional o ley del talión, “ojo por ojo, diente por diente” y de esta manera el daño que estaba permitido imponer a quienes cometían una conducta conceptualizada por un grupo social determinado, se fue moderando; sin embargo, era necesario que surgieran instituciones que, a través de la norma, ya sea escrita o de forma consuetudinaria, impusieran orden, y éste a su vez genera progreso.

Con el paso del tiempo surge otra figura interesante para limitar la venganza, conocida como sistema de composiciones, por medio de la cual el ofensor podía pagar para que no se le aplicara cierta sanción como resultado de la venganza.


Venganza divina

La historia de la humanidad se divide en dos etapas importantes: Antes de Cristo y después de Cristo. En ésta última, las instituciones teocráticas toman gran relevancia en la historia de la humanidad. Algunos pueblos se convirtieron al cristianismo y como resultado de esto, el ser humano centra su atención en un Dios todopoderoso, en una divinidad superior a él, que todo lo puede y todo lo ve. Así, el delito es conceptualizado como pecado y es necesario expiar esos pecados por medio de la pena, una pena impuesta por ese ser Supremo. La venganza, entonces, se torna divina y por eso los jueces y tribunales juzgan en nombre de ella las conductas que dañan, no a la sociedad sino a esa divinidad.


Venganza publica

A medida que las sociedades evolucionaron y se consolidaron los primeros Estados organizados, la administración de justicia dejó de ser un asunto individual o religioso y pasó a ser una función del poder político. El Estado asumió el control del castigo y estableció normas escritas que regulaban los delitos y sus sanciones. Se crearon tribunales y jueces encargados de aplicar la ley de manera más equitativa y uniforme. Un ejemplo claro de esta etapa es el derecho romano, especialmente con la promulgación de las Doce Tablas, donde se establecieron normas penales que buscaban garantizar la estabilidad social y la convivencia pacífica.


Periodo humanitario

Durante el siglo XVIII, con el auge del pensamiento ilustrado, surgió una fuerte crítica hacia el derecho penal existente, que todavía se caracterizaba por la severidad de las penas y la falta de garantías para los acusados. Filósofos y juristas como Cesare Beccaria comenzaron a cuestionar la justicia basada en el castigo extremo y propusieron una reforma basada en la racionalidad y la proporcionalidad de las penas. En esta etapa, se estableció el principio de legalidad, que sostiene que no puede haber delito ni pena sin una ley previa que lo establezca. También se impulsó la idea de que el derecho penal debía proteger los derechos individuales y garantizar el debido proceso, promoviendo un sistema de justicia más equitativo y menos arbitrario.


Periodo científico

La evolución de las ideas penales son resultado de la evolución del ser humano mismo, por tanto, el delito y la pena cambian, en ese largo peregrinar, a la fecha, se encuentra que el estudio del porqué del delito se centra en el delincuente, y por ende, la preocupación científica trata de readaptar socialmente a este individuo que con su conducta ha irrumpido el orden social y legal de una sociedad en un determinado momento.

Así, nace el humanitarismo, cuyos orígenes se encuentran en la Escuela Clásica, misma que humanizó las penas y garantizó derechos básicos de la personalidad humana frente a las arbitrariedades del poder; edificó, no obstante, su sistema sobre una concepción abstracta del delito. Las ciencias criminológicas vinieron luego a iluminar el problema hasta su fondo y a caracterizar el nuevo periodo en el que la personalidad compleja del sujeto es lo que se destaca en el primer término del panorama penal.


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